
El frenesí arancelario de Donald Trump continúa. El presidente de Estados Unidos cerró la semana laboral en la que su política comercial ha estado en el alero por una sentencia judicial redoblando su apuesta. En su visita a una planta de la compañía U. S. Steel en Pensilvania, Trump anunció que duplicará hasta el 50% los aranceles a la importación de acero. Los nuevos impuestos serán efectivos el próximo miércoles 4 de junio.
El presidente hizo ese anuncio al tiempo que está a punto de autorizar la venta de la centenaria empresa al grupo japonés Nippon Steel. El presidente lo presenta como una “alianza”, pero los detalles de la operación no han trascendido. Pese a la transacción, Trump le dijo a los trabajadores: “Vuestra empresa seguirá siendo estadounidense”. Cargos republicanos han indicado que Trump establecerá una acción de oro para que Estados Unidos mantenga el control, pero no se sabe qué poderes concederá. Trump dijo en campaña que no permitiría la venta de la compañía a Nippon Steel.
“Hoy estamos aquí para celebrar un acuerdo trascendental que garantizará que esta histórica empresa estadounidense siga siendo estadounidense”, dijo Trump a los trabajadores. Trump afirmó que esos impuestos del 50% sobre el acero importado “asegurarán aún más la industria siderúrgica en Estados Unidos”.

El regalo de bienvenida de Trump a Nippon Steel es esa subida de aranceles. “Creo que este grupo de personas que acaba de realizar estas inversiones ahora mismo está muy contento, porque eso significa que nadie podrá robarles su industria”, indicó Trump. “Está al 25%, pueden sortear esa barrera, pero al 50% ya no podrán hacerlo”, aseguró, en un nuevo órdago proteccionista recibido entre ovaciones de los trabajadores.
Trump impuso aranceles del 25% a la importación de acero y aluminio que entraron en vigor en marzo, de modo que la medida anunciada supone duplicarlos. El precio de los productos siderúrgicos ha aumentado aproximadamente un 16% desde que asumió la presidencia, según el índice de precios al productor del Gobierno.
Una subida de los aranceles como la anunciada por Trump elevará más los precios, previsiblemente. En el caso del acero, el sector de la construcción puede verse especialmente perjudicado. Los aranceles benefician a sectores menos competitivos, pero perjudican a quienes consumen sus productos. En conjunto, lastran la productividad y el crecimiento.
La sentencia que declaró ilegales los mal llamados “aranceles recíprocos″ y los impuestos a China, México y Canadá con el pretexto del fentanilo y la inmigración no entró a analizar los impuestos del 25% a la importación de acero, aluminio, vehículos y componentes, dictadas en virtud de otras disposiciones. Los del acero fueron impuestos apelando a razones de “seguridad nacional”.
Baño de masas
Los empleados se volcaron con Trump en su intervención en la planta Mon Valley Works–Irvin de U.S. Steel en West Mifflin (Pensilvania), cerca de Pittsburgh. El presidente visitó las instalaciones, declinó ponerse el preceptivo casco de protección y luego subió al escenario, donde le acompañaron por momentos algunos de los trabajadores.
Las grandes bovinas de acero de la planta se convirtieron en parte de la escenografía, junto a carteles en los que se leía “La Edad de Oro”, en referencia al auge económico que, según él, provocarán sus políticas, que por ahora han frenado la economía, También había grandes pancartas con los lemas “Acero estadounidense” y “Empleos estadounidenses”.

El sindicato United Steelworkers ha rechazado de forma sistemática la venta de la emblemática compañía estadounidense al grupo japonés. “Permitir la venta de U.S. Steel a Nippon, una empresa que ha infringido repetidamente las normas comerciales, será un desastre para los trabajadores siderúrgicos estadounidenses, nuestra seguridad nacional y el futuro de la industria manufacturera estadounidense”, indicó en un comunicado tras conocerse los planes de Trump de autorizar la operación.
En otro comunicado de esta semana, el sindicato señalaba que el anuncio de Trump dejaba más preguntas que respuestas y desconfiaba de que el grupo siguiera siendo de propiedad estadounidense. “Nippon ha mantenido constantemente que solo invertiría en las instalaciones de U.S. Steel si fuera propietaria absoluta de la empresa. No hemos visto nada en las noticias de los últimos días que sugiera que Nippon haya cambiado de postura”, indicó.
El presidente pretende comprar su apoyo con los aranceles. “Va a llegar mucho dinero”, le dijo a los trabajadores. Trump aseguró que los trabajadores siderúrgicos de Estados Unidos recibirían pronto una bonificación de 5.000 dólares.
También le dijo a los empleados del metal que 2.200 millones de los 14.000 millones de dólares que Nippon Steel ha prometido invertir como parte del acuerdo se destinarían a aumentar la producción de acero en la propia planta en la que intervino. Trump afirmó que se emplearían 7.000 millones de dólares en modernizar las acerías, ampliar la extracción de mineral y construir nuevas instalaciones en Indiana, Minnesota, Alabama y Arkansas. “En Washington, estaré vigilando, y va a ser genial”, aseguró Trump.
El senador por Pensilvania David McCormick señaló el martes que la fórmula para la venta a la compañía a Nippon Steel pasa por una acción de oro. “La estructura de control va a ser algo único”, afirmó McCormick en una entrevista en la CNBC. “Habrá un consejero delegado estadounidense, un consejo de administración mayoritariamente estadounidense y, además, una acción de oro, que básicamente requerirá la aprobación por parte del Gobierno estadounidense de varios miembros del consejo, lo que permitirá a Estados Unidos garantizar que no se reduzcan los niveles de producción y cosas por el estilo», explicó.
“Esta estructura nos permite obtener la inversión necesaria para adquirir la tecnología de última generación de Nippon, líder mundial en este sector, al tiempo que protegemos los intereses de seguridad nacional de Estados Unidos”, añadió el senador.
“Una industria siderúrgica fuerte no es solo una cuestión de dignidad, prosperidad u orgullo. Es, ante todo, una cuestión de seguridad nacional”, dijo Trump este viernes en la planta de U. S. Steeel. La seguridad nacional fue precisamente el argumento aducido por su antecesor, Joe Biden, para vetar la venta de la empresa estadounidense a Nippon Steel. Trump repitió en campaña una y otra vez que vetaría la operación que —con algunas condiciones— está a punto de autorizar.