
La temporada de lluvias ha iniciado con toda su fuerza en Ciudad de México. La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) ha calificado la jornada del lunes como “histórica” después de que se acumularan 10,2 millones de metros cúbicos de precipitaciones. El inusual clima ha obligado al Gobierno de la capital a desplegar un plan de coordinación para contener la emergencia. “No habíamos enfrentado una lluvia tan fuerte, y en toda la ciudad”, ha declarado Clara Brugada, jefa de Gobierno de la Ciudad de México, quien comparó la cantidad de agua registrada con la capacidad de metros cúbicos de la presa Madín, ubicada en el Estado de México. Pese a las acciones preventivas y el despliegue de varios operativos de emergencia, hubo 143 encharcamientos que en algunos casos cubrieron avenidas enteras y sepultaron vehículos bajo el agua.
Todas las alcaldías de la capital sufrieron los estragos del agua. “Ayer hubo una lluvia con una precipitación pluvial de 73 milímetros”, ha declarado Brugada en rueda de prensa respecto a la jornada del lunes, cuando más intensas fueron las lluvias. En la Ciudad de México, el 95% de las lluvias que se presentan en el año son por debajo de 50 mm en 24 horas, mientras que el 5% restante son lluvias muy fuertes (50 a 75 mm) y hasta intensas (75 a 150 mm), según el Centro Nacional de Prevención de Desastres. Sin embargo, el lunes los 73 mm de agua se concentraron en apenas unas horas. Ese día llovió el equivalente a todas las precipitaciones acumuladas en la capital desde marzo hasta mayo de este año.
Las consecuencias no tardaron en verse en vías cubiertas por el agua, el servicio de metro paralizado en las zonas más afectadas y cortes de luz en varios puntos del Oriente de la ciudad. Como cada año, las colonias con menos recursos son las más afectadas. Iztapalapa registró 39 peticiones de ayuda y tuvo que cerrar colegios por la entrada de agua. Con todo, las inusuales lluvias no ocasionaron daños mayores a personas o edificios. Las autoridades recibieron registro de 64 coches afectados, algunos de los cuales quedaron sumergidos al completo. “Donde el seguro no atienda, nosotros estaremos atendiendo”, prometió Brugada.
Las inundaciones son un fenómeno recurrente en la capital en la temporada de huracanes. Los problemas en el drenaje, el atasco de las alcantarillas por basura acumulada y la excesiva urbanización que extiende la mancha de concreto en una urbe en desenfrenado crecimiento complican los planes de contingencia para los meses más lluviosos. La estrategia de Brugada y su equipo ante la primera temporada de lluvias de la mandataria en la capital pasa por descentralizar los servicios de emergencia para “atender de forma rápida y eficiente” cualquier fenómeno meteorológico. En paralelo, el Gobierno capitalino ha hecho una inversión de 1.570 millones de pesos para planes de prevención y equipamiento para emergencias. De ese monto, se destinarán 570 millones a sustituir redes de drenaje y el restante será utilizado para comprar herramientas y vehículos, como los 40 nuevos camiones hidroneumáticos para el desazolve y atender encharcamientos, que se sumarán a la flota actual de 15 vehículos.
El titular de la Secretaría de Gestión Integral del Agua (SEGIAGUA), Mario Esparza Hernández ha asegurado que ya se han realizado trabajos de drenaje profundo Ciudad de México, Estado de México e Hidalgo en coordinación con la Comisión Nacional del Agua. A principio de año se limpiaron 270 kilómetros de tuberías de drenaje y también se retiraron 123.000 metros cúbicos de residuos en presas para recuperar su capacidad de drenaje. “El 50% de los encharcamientos tienen que ver con la basura. Necesitamos un compromiso: ni un papel debe quedar en la calle cuando se levante un tianguis”, ha insistido Brugada. En paralelo, varias instituciones realizan un monitoreo exhaustivo de las estaciones meteorológicas para prepararse ante la llegada de una lluvia intensa. Una de ellas es el Observatorio Hidrológico del Instituto de Ingeniería, que colabora en el sistema de alertas tempranas. La universidad ha señalado que este tipo de eventos “evidencian los límites de la infraestructura urbana frente a un clima cada vez más extremo”.