Criminales han asesinado este domingo a Jesús Franco Lárraga, alcalde de Tancanhuitz, en la región de la Huasteca, en San Luis Potosí. Franco Lárraga, de 27 años, había asumido el cargo hace dos meses y medio. Primer alcalde de Morena en el municipio, el joven viajaba en un carro rojo, con otras tres personas, este domingo en la tarde, cuando unos sicarios los interceptaron y acribillaron. Los cuatro murieron. Este lunes, el gobernador, Ricardo Gallardo, ha confirmado la detención de una persona por el ataque. La fiscalía local no ha dado de momento más detalles, aunque la prensa regional ha informado de que se trata de Manuel N., antiguo alcalde del municipio y exdiputado local.
“Nadie está por encima de la ley. Se detuvo al implicado en el asesinato del presidente municipal de Tancanhuitz. La Fiscalía, la Guardia Nacional, la Secretaría de la Defensa Nacional y la Guardia Civil siguen trabajando”, ha dicho Gallardo, del Partido Verde, en un mensaje publicado en su cuenta de X. “Con profundo pesar, expresamos nuestras condolencias a la familia Franco Lárraga. Las familias potosinas pueden estar seguras de que en San Luis Potosí no habrá impunidad y se hará justicia. Enviamos nuestro más sentido pésame, mis oraciones, mi solidaridad y apoyo a sus seres queridos en este difícil momento. Descanse en paz”, ha añadido.
Franco Lárraga había iniciado su mandato con energía, como muestran un buen puñado de páginas de noticias de la Huasteca, en redes sociales. Apenas el viernes, él y su hermana, a cargo del Sistema Municipal para el Desarrollo Integral de la Familia, habían inaugurado la posada municipal, con colectas y actuaciones. El alcalde dio su discurso de apertura, dando las gracias a su hermana y a su madre. El mismo sábado, se le vio en el centro del municipio, durante el show del payaso Zambin He He Pa, de Monterrey. Si tenía algún tipo de problema, si había recibido amenazas, la hemeroteca local ofrece pocas pistas. La prensa de la región ha señalado que las autoridades buscan a un actual regidor, supuestamente responsable de la planeación del atentado.
La violencia contra políticos en México es habitual y arrecia durante las campañas electorales. En la de principios de este año, previa a la elección más grande en la historia del país, el 2 de junio, México registro 330 ataques contra figuras políticas, según The Armed Conflict Location & Event Data Project (ACLED), una organización sin ánimo de lucro, con sede en Estados Unidos. La cuenta comprendía la horquilla temporal del 1 de marzo al 2 de junio. Si se tomaba en cuenta todo el ciclo electoral, desde el 7 de septiembre de 2023 al 15 de junio de este año, el total ascendía 540 ataques.
Es difícil identificar las fuerzas que confluyen detrás del ataque contra el alcalde Franco Lizárraga. En contextos parecidos, la repartición del poder –y el presupuesto– municipal aparecen como el origen de disputas entre el estamento político y el crimen organizado, que ve en las arcas públicas una fuente de ingresos. El caso más evidente es el asesinato del alcalde de Chilpancingo, en Guerrero, Alejandro Arcos, a principios de octubre, en las afueras de la ciudad. Aunque las autoridades no deshacen todavía la madeja de complicidades y motivaciones de los asesinados, las primeras pesquisas apuntan precisamente al esquema mencionado.
Poco se sabe de las dinámicas del crimen en el sur de la Huasteca, zona de gran importancia turística para el Estado, sobre todo alrededor de Xilitla, pueblo vecino de Tancanhuitz, núcleo turístico local. El año pasado, pobladores del norte de la región, dedicado al cultivo de la caña de azúcar, denunciaron en una carta enviada al Gobierno federal los embates del crimen, que incluso había atentado contra la vida del presidente de la Unión Local de Productores de Caña. Se trata, sin embargo, de una situación algo ajena a Tancanhuitz, a caso 150 kilómetros de la zona cañera.
En la prensa han aparecido en los últimos años documentos internos del Ejército, cortesía de la filtración masiva de datos orquestada por la organización Guacamaya Leaks, señalando la distribución criminal en el Estado. En los documentos figuran nombres de grupos criminales, vinculados a unos municipios y otros, incluso algunos cercanos a Tancanhuitz, pero nada concreto. Los negocios migratorios del crimen parecen igualmente ajenos al sur de la Huasteca. En los últimos años, se han denunciado secuestros masivos de migrantes en la zona norte, entre Matehuala y Galeana, zonas muy alejadas del sur.