POLITICA

Ante la crisis en Medio Oriente, En Palacio dicen que a Claudia le jugó a favor no ver a Trump pero temen un auge de deportaciones


 El balance del viaje de Claudia Sheinbaum al G7 en Canadá es positivo en el entorno presidencial. Allí es unánime la opinión, según pudo conocer LPO, de que la presidenta participó de un foro de alto nivel con los principales líderes de Occidente, afianzó el nexo con el primer ministro canadiense Mark Carney y, lo fundamental, se evitó una situación límite con Donald Trump.

Según mencionan en la comitiva, el clima ayer lunes en Alberta era de alta densidad por la situación dramática que atraviesa Medio Oriente y que forzó a Trump a regresar a Washington en la noche. «Con esa tensión el encuentro iba a ser contraproducente, rápido y sin posibilidad alguna de hablar de cosas que nos preocupan como el T-MEC o las deportaciones», señalan desde Alberta a esta redacción.

Finalmente, la presidenta habló con Trump por teléfono este martes y se acordó organizar una reunión bilateral para cuando haya mayor claridad sobre la guerra entre Israel e Irán.

El cálculo de lo sucedido tiene lógica: un Trump desatado podía generar una reacción similar de Sheinbaum que dejaría la relación bilateral en un estado crítico, especialmente si el exceso tenía lugar frente a la prensa o se manifestaba en redes sociales.

«Tuve una muy buena conversación telefónica con el Presidente Trump, quien me comunicó que tuvo que salir de emergencia por la situación en Medio Oriente, coincidimos en trabajar juntos para llegar pronto a un acuerdo en diversos temas que hoy nos preocupan», señaló Sheinbaum en sus redes.

La inquietud por el retraso de la conversación con Trump tiene su epicentro en las redadas contra mexicanos en Estados Unidos y en la percepción, en el Gobierno, de que cuando Trump tenga aprobado su Presupuesto el ritmo de las deportaciones hacia México crecerá exponencialmente lo cual será un desafío para el país en materia migratoria.

Una batería de deportaciones, además, afectaría el flujo de remesas hacia el país, que es una de las principales vías de captación de divisas.

Se trata de un terreno donde el oficialismo quiere mostrarse proactivo frente a Trump porque se asume que buena parte del electorado receptor de remesas suele ser afín a la votar a la 4T.

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